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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Manos milagrosas

"- Pero dígame algo, ¿porqué decidió convertirse en neurocirujano?
- El cerebro..ehmmm...es un milagro.. ¿cree en los milagros? No muchos médicos creen, no hay mucha fe entre los científicos. Si, estudiamos informes, abrimos cuerpos, todo es muy tangible, sólido. Pero el hecho es que, todavía hay tantas cosas que no podemos explicar. Creo que todos somos capaces de realizar milagros...aquí (señalando el cerebro). Todos hemos sido bendecidos con increíbles dones y habilidades, como Haendel, no sé... ¿cómo pudo componer algo como el Mesias en solo tres semanas? Este es el canal, la fuente, la inspiración para conseguir logros inimaginables."

  Benjamin Solomon Carson nació en Detroit, Michigan. Su madre, Sonya Carson, abandonó la escuela en tercer grado. Cuando ella tenía sólo trece años se casó con Robert Solomon Carson, un ministro bautista procedente de Tennessee. Los padres de Ben se divorciaron cuando él tenía ocho años y la señora Carson asumió la responsabilidad de sostener a Benjamin y su hermano mayor, Curtis. Ella trabajó en dos (a veces tres) puestos de trabajo a la vez para poder mantener a sus hijos.
  Carson manifestó tempranamente dificultades en su educación primaria, llegando a ser el peor alumno de su clase, convirtiéndose en sujeto de insultos por parte de sus compañeros y desarrollando, posteriormente, un temperamento agresivo e incontrolable. Decidida a cambiar la vida de su hijo, la Sra. Carson limitó el tiempo que Ben pasaba frente a la televisión y se negó a dejarlo salir a jugar hasta que hubiese terminado su tarea cada día. Le exigió leer dos libros cada semana y darle informes escritos sobre ellos, a pesar de que, debido a su propia falta de educación, apenas podía leer los informes que Ben escribía. Pronto Ben sorprendió a sus compañeros y profesores con sus nuevos conocimientos. "Fue en ese momento que me di cuenta que no era estúpido", recordó más tarde. Un año más tarde, Ben Carson era el mejor alumno de su clase.
  Después de determinar que quería ser un psiquiatra, Carson se graduó con honores de la escuela secundaria y asistió a la Universidad de Yale, donde obtuvo una licenciatura en Psicología. A continuación, estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad Michigan, donde su interés se desplazó hacia la neurocirugía. Su excelente coordinación mano-ojo y sus habilidades de razonamiento lo convirtieron en un sobresaliente cirujano. Después de la escuela de medicina se convirtió en el primer afroamericano residente de neurocirugía en el Hospital Johns Hopkins en Baltimore. A la edad de 32 años, se convirtió en jefe de residentes de neurocirugía del hospital.
(www.wikipedia.org)

La Ultima Carta

(Del Dr. René Favaloro/ julio 29-2000 –14,30 hs) Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Guemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles. 
Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces. 
La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada). 
Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente. 
Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía. 
A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo. 
Este era nuestro único contacto. 
A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular. 
Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado. 
La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto. 
¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno! 
Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica. 
Lo mismo ocurre con el Pami. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país. 
Valga un solo ejemplo: el Pami tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente). 
Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda. 
El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno. 
Los mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del cirujano. 
Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más! ¿De dónde proviene este infundio?. Muy simple: el pacientes es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. “Pero cómo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?”. “Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe”. El cirujano “de real valor” además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios! 
Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las “indicaciones” de su cardiólogo. “¿Doctor, usted sigue operando?” y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre. 
Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional. 
Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna “lecture” de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el “sistema” y el dinero es lo que más les interesa. 
La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter echo, camara y etc., etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., están incluidos. 
No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle “la operación económica” y entregará el sobre correspondiente!. 
La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir “no hay camas disponibles”. 
Nuestro juramento médico lo impide. 
Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica. 
En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben. 
Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando. 
Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no hay respuesta. 
¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente? 
Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar. 
La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic, le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español! 
Sin duda la lucha ha sido muy desigual. 
El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse. 
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al “sistema”. 
Sí al retorno, sí al ana-ana. 
“Pondremos gente a organizar todo”. Hay “especialistas” que saben como hacerlo. “Debés dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabés nada, que no estás enterado”. “Debés comprenderlo si querés salvar a la Fundación” 
¡Quién va a creer que yo no estoy enterado! 
En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer. 
Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: “a mí no me ha derrotado nadie”. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo. 
“¡La leyenda, la leyenda!” 
Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga. 
Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz. 
Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata. 
No puedo cambiar. 
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada. 
No se hable de debilidad o valentía. 
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano. 
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad. 
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así. 
En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta. 
En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara. 
A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco. 
Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa. 
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles. Un abrazo a todos, René Favaloro. 
Julio 29-2000 –14,30 horas. (www.wikipedia.org)

La risa es contagiosa!

continuación les mostrare un hombre que demostró que la medicina no es solo ciencia.
¿Quién es Patch? 
Hunter “Patch” Adams es un hombre alto, de ojos claros, bigote divertido, atuendo extraño y médico de profesión. Probablemente, la mayoría de nosotros lo conoce a través de la famosa película protagonizada por Robin Williams y que cuenta su historia. La misma que comenzó con una profunda depresión que lo afectó durante su adolescencia y que con seguridad, marcó gran parte de su vida. 
Su experiencia en un hospital psiquiátrico, lo inspiró a estudiar medicina en el Colegio Médico de Virginia a finales de los años ’60. Criticado por sus profesores, debido a su “excesiva alegría”, Adams estaba convencido que los doctores se preocupaban de la enfermedad y no de los pacientes. Para entonces su visión era diametralmente opuesta. “Propongo definir la salud como una vida feliz... En esta definición una persona que está muriendo de cáncer puede ser una persona que goza de buena salud. Hay gente que está muy enferma y, sin embargo, podemos decir que dada su actitud de alegría, son seres saludables”, señaló enfático. 
En 1972, después de su graduación, fundó el Instituto Gesundheit un precario hospital que funcionó en una casa en las llanuras de Virginia. Allí atendió gratuitamente a miles de personas que no tenían recursos, que estaban asustadas o solas en el mundo. El anhelo del gran hospital de fantasía debió esperar por falta de recursos. Sólo después de la película, basada en el libro “Gesundheit” escrito por él mismo en 1993, comenzó a recibir respuesta a sus peticiones de ayuda. Con fe, paciencia y mucho trabajo, el gran día llegó. En 2000 colocó la primera piedra de su gran sueño. Para entonces ya había en su escritorio cientos de postulaciones de médicos que querían practicar allí este nuevo estilo de medicina, fundamentado en la generosidad, la compasión, el amor y la alegría. 
Actualmente, Patch pasa alrededor de dos tercios del año recorriendo el mundo, dictando conferencias, seminarios y talleres para difundir su forma de ver la vida. Lo considera su obligación porque “el mundo tiene déficit de abrazos” y si seguimos así, no duraremos muchas décadas más 
Algunas de sus frases: 
"Parece que no hay medios de comunicación inteligentes; más que las ideas, les interesa que yo u otra persona diga un par de chistes o se desnude para poder anunciar después una Coca-Cola. Esto es un reflejo de la corrupción que el amor por el dinero y el poder ha provocado en la medicina, el arte, las leyes y la ciencia". 

"Hay dos paradojas que le intrigan de este País: el hecho de que sea una de las naciones con mayor número de millonarios y que, a la vez, tenga niños que mueren de desnutrición; y, por otro lado, que siendo un país supuestamente católico tenga una actitud de tanto desdén hacia la gente más pobre". 

"No soy un hombre religioso; de hecho he pasado mucho tiempo tratando de definir el concepto de Dios, pero puedo decir que es ilógico que una persona con supuesta formación cristiana dedique su vida a acumular riqueza y poder cuando su principal inspirador era esencialmente desapegado y generoso". 

"La peor ofensa para el mundo son los medios de comunicación, les encanta el dolor y el miedo, nunca dan buenas noticias". 

El reír es celebrar con risa alguna cosa. Hay muchas personas que dicen que la risa lo cura todo, una de estas personas lo es Patch Adams. 

Nunca quiero dar autógrafos, lo más cercano a un autógrafo sería mi firma en una prescripción médica, la cual diría: Contagia la alegría o lucha por alcanzar tus metas. . A las personas que me fueran a pedir un autógrafo, les diré: 'Por favor acompáñame y ayúdame a trabajar por la paz, justicia y por el cuidado de TODAS las personas alrededor del mundo. Te daré mi tarjeta personal.' Luego le daría una lista para que se motiven a anotarse en una lista de voluntarios que me ayudan a promover mi estrategia". 

*Quién es Patch Adams? 
Patch Adams se graduó de la escuela de medicina en 1970, convencido del poder de que en un ambiente de felicidad existen pacientes más saludables o con la suficiente motivación para mejorarse pronto. 

*Qué ha hecho Patch Adams? 
Patch Adams es más que un doctor; es un activista social, un buen ciudadano, payaso profesional, actor y autor. Además de ser todo esto fundó un instituto el cual se llama Gesundheit (el cual significa una mejor salud). Adams ha visitado muchos países, (incluyendo Rusia y Bosnia) promoviendo su estrategia de llevar un pedacito de felicidad a los más necesitados. 

*Después que hicieron una película de su vida qué nos dice Patch Adams? 
"Antes de que Universal Studios promoviera la película de "Patch Adams", me preguntaba: Qué haré con la fama?. Nuestra sociedad ve a los famosos como personas egocéntricas y ricas. Yo quiero vivir en un mundo en cual las personas se vuelvan famosas por su trabajo, por promover la paz, la justicia y el cuidado por el prójimo. Quisiera que las celebridades fueran personas motivadoras, y que sus vidas nos sirvan de ejemplo, para que todos hiciéramos lo mismo: servir por amor. (www.taringa.net)


Trailer de la película!

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Dios regala la vida, los médicos están para salvarla y protegerla.


"Los fallos de los cocineros se tapan con las salsas, los de los arquitectos con flores y los del médico... con tierra."

"Los médicos no somos dioses, sólo somos herramientas de Dios."

"La gente quiere a los médicos que quieren a la gente; antes de ser un buen médico, se una buena persona."

"¿La enfermedad? La vida. ¿La cura? La muerte. Yo sólo estoy para retrasar la cura a esa enfermedad que es la vida."